La zona de Piedras Blancas se convirtió nuevamente en el epicentro de un episodio de violencia extrema que mantiene en vilo a los vecinos y a las autoridades policiales. En una jornada marcada por la inseguridad en la capital, un hombre de aproximadamente 30 años fue víctima de una agresión armada que lo dejó al borde de la muerte, tras recibir un impacto de bala directamente en la zona craneal.
El violento incidente tuvo lugar durante la tarde de este jueves en la intersección de las calles Capitán Mateo Tula y Curupú. Según los informes recabados en el lugar, la tranquilidad del barrio se vio abruptamente interrumpida por el sonido de una sucesión de detonaciones que testigos describieron como una "ráfaga".
La brutalidad del ataque quedó evidenciada por la magnitud de la evidencia hallada en el pavimento. Los efectivos policiales que acudieron al sitio contabilizaron al menos 13 casquillos de proyectiles calibre 9 milímetros, lo que sugiere un ataque premeditado y ejecutado con un arma de alto poder de fuego, dejando escaso margen de reacción para la víctima.
El testimonio de uno de los vecinos del área fue clave para reconstruir los momentos inmediatos al ataque. Según declaró esta persona a las autoridades, se encontraba en el interior de su vivienda cuando el estruendo de los disparos lo obligó a buscar refugio. Al cesar el fuego y salir a la calle para indagar lo sucedido, se encontró con una escena dantesca: el joven de 30 años yacía tendido boca abajo en el asfalto, sobre un charco de sangre que se expandía rápidamente.
Ante la urgencia del caso y la aparente demora de las unidades de emergencia médica, la solidaridad vecinal se activó de inmediato. Fueron los propios habitantes de la zona quienes, utilizando medios particulares, decidieron cargar al herido y trasladarlo de forma urgente hacia la Policlínica de Capitán Tula, el centro asistencial más cercano al lugar del crimen.
Diagnóstico reservado y preservación de la escena
Al ingresar al centro de salud, el equipo médico de guardia procedió a estabilizar al paciente, aunque el diagnóstico inicial fue sumamente desalentador. Se confirmó que el hombre presentaba una herida de arma de fuego en el cráneo con orificio de entrada pero sin salida, lo que implica que el proyectil quedó alojado en la cavidad craneal, generando daños de extrema gravedad y riesgo inminente de vida.
Paralelamente, en el lugar de los hechos, el despliegue policial fue masivo. Un contingente de la Guardia Republicana se encargó de acordonar la zona y establecer un perímetro de seguridad estricto. La preservación de la escena fue vital debido a la gran cantidad de indicios balísticos y manchas hemáticas que quedaron esparcidas en la vía pública. Posteriormente, el personal de la Policía Científica arribó para realizar el relevamiento técnico, la planimetría y la recolección de los casquillos que servirán como pieza fundamental en la investigación criminal.
Investigación en curso: Zona Operacional III
El caso ha sido tomado por los investigadores de la Zona Operacional III, quienes trabajan bajo una fuerte presión debido a la escalada de violencia que ha sufrido Montevideo en la última semana de diciembre. Hasta el momento, no se han reportado detenciones vinculadas a este intento de homicidio.
Las líneas de investigación buscan determinar si el ataque responde a un ajuste de cuentas, un conflicto territorial o un incidente circunstancial. Se están analizando las cámaras de seguridad públicas y privadas de los alrededores de Mateo Tula y Curupú para intentar identificar el vehículo o la ruta de escape utilizada por los perpetradores tras efectuar la ráfaga de disparos.
Este nuevo episodio se suma a una preocupante lista de actos de violencia con armas de fuego que cierran el año 2025, dejando a la comunidad de Piedras Blancas sumida en la incertidumbre y exigiendo una mayor presencia estatal para frenar la criminalidad en los barrios más vulnerables de la periferia.
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