Estuvo dos meses en el CTI y le ganó al nuevo coronavirus: “Yo no soy Superman”

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Aquel sábado 14 de marzo, Daniel, no pensaba salir de su casa, pero a la noche le escribieron unos amigos para salir a comer. Él dudó porque estaba a punto de pedir la cena pero al final dijo que sí.

En la mesa del Costa Azul lo esperaban ellos dos y una tercera persona que apenas conocía de vista y que será clave en este relato: el dirigente de Rentistas José «Pino» Marciano. Él no lo sabía, pero esa noche ya tenía el virus y se lo pasaría a los otros tres comensales.


Jose Pino Marciano, falleció por coronavirus el martes 21 de abril, siendo la victima numero 12


Se empezó a sentir mal casi una semana después de aquella cena: tuvo dolores de cabeza y 39 grados de fiebre. Llamó a la emergencia y le ordenaron un hisopado

Creían que podía ser coronavirus pero lo dejaron pasar la noche en su casa y al otro día a la mañana lo fueron a buscar. Salió caminando a las ocho y se subió a una ambulancia rumbo al hospital. 

Ya en la habitación empezaron algunos problemas respiratorios. Acostado en la cama, mandó mensajes a unos 20 amigos y familiares: «Me contagiaron y estoy en el Hospital Británico».

A las 24 horas dio positivo y enseguida pasó al CTI. Ahí vinieron casi 50 días que para Augustower no existieron: estuvo dormido. 

Lo intubaron y fue el momento más crítico, los primeros días de abril, que justo coincidieron con su cumpleaños, el 3 de abril. 

Allí en cuidados intensivos comprobaron que el COVID-19 le había atacado los pulmones pero también los riñones porque él ya tenía una enfermedad renal que se llama glomerulopatía. 


“Está muy difícil para que se salve pero la vamos a pelear", era lo que le repetían a su mujer aquellos primeros días.

La situación era angustiante porque además ella estuvo aislada en su casa un mes, incluso sin ver a sus hijos: era paciente de riesgo y había estado en contacto con su marido. «No podían verse entre ellos. Era bastante traumático, tremendo», dice hoy Augustower, por todo lo que le contaron.


«Mi caso fue de los peores y quedé casi sin secuelas tras 60 días. Y eso que al principio había menos literatura médica», afirma. «No creo que haya muchos casos parecidos. Así que cualquiera se puede salvar».

No hay una curación para el coronavirus, es un proceso evolutivo diferente en cada persona. La curación la están buscando -responde y es obvio que en estos dos últimos meses ha consumido mucha información sobre el COVID-19-. Pienso que en mi caso es un tema de resistencia. Jugué al basquetbol de joven. Pero yo no soy Superman.

Fuente y Articulo completo original - El País - Aquí 

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