El perfil psicológico del asesino revela que es una persona con trastornos
mentales.
Alguien enfurecido con la Marina por haberlo dado de baja en marzo de este
año.
El informe sostiene que esa situación lo transformó en una persona
antimilitar, según informó El País, que accedió al estudio.
Las pericias indican que el desertor es un fanático de las Glock, las
cuales robó a sus ex compañeros.
El desertor, que ejecutó a sangre fría a tres infantes de marina en la
madrugada del 31 de mayo pasado, no sabe que todas las semanas se
higieniza el puesto para evitar el COVID-19. Su perfil psicológico, según
supo El País, lo revela como una persona con trastornos mentales. Alguien
furibundo con la Marina por haberlo dado de baja en marzo de este año
luego que desertó de la fuerza.
El informe sostiene que esa situación lo transformó en una persona
antimilitar, capaz de ejecutar a sus excompañeros sin piedad y luego
llevarse las pistolas Glock para venderlas en el mercado negro.
Las pericias agregan que el desertor es un fanático de esa arma; tiene
fotos con la Glock desarmada y armada, conoce su candencia de fuego y
posee diplomas de tiro.
Adicto a las drogas, su brutal crimen tuvo un doble objetivo: vengarse de
la baja sufrida y hacerse de un dinero con la venta de las tres armas y
cargadores que poseían sus víctimas.
Logró “colocar” dos pistolas Glock a menos de la mitad del precio del
mercado formal; recibió $ 50.000 por dos armas.
Las dos Glock fueron encontradas en el Cerro en la noche del jueves 4 por
el coordinador de la investigación del crimen, comisario mayor Antonio da
Silva. El jerarca policial recibió una llamada anónima que le señaló que
ambas pistolas, con el logo “Armada Nacional” en la corredera del caño de
retroceso, estaban dentro de una bolsa en Patagonia y Burdeos.
En Base a El País
Publicar un comentario
Publicar un comentario