MURIÓ GOLDIE, LA HERMANA GEMELA DE MIRTHA LEGRAND

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Silvia, tal era su verdadero nombre, falleció a los 93 años en su casa en Martínez



Silvia Legrand, actriz y hermana gemela de Mirtha, murió este viernes a los 93 años en su casa en Martínez, provincia de Buenos Aires, según confirmó a Teleshow Marcela Tinayre, la hija de la diva. Todavía no trascendieron las causas del fallecimiento, pero fuentes cercanas a la familia contaron a este medio que Goldie, como era conocida para el público y sus seres queridos, se fue a dormir la siesta y no volvió a despertarse. Las hermanas comenzaron juntas su carrera en el mundo de la actuación. Pero casi de un día para el otro Goldie decidió dar un paso al costado y nunca más volvió a pisar un escenario ni un estudio de grabación, convirtiéndose en la primera de los tres hermanos en alejarse del mundo del espectáculo.

Mirtha Legrand ya había atravesado un momento de profundo dolor recientemente con la muerte de su hermano, José Martínez Suárez. Goldie y Mirtha nacieron el 23 de febrero de 1927, hijas del matrimonio integrado por José Martínez y Rosa Suárez, docente en Villa Cañas. La más robusta recibió el nombre de María Aurelia Paula y a la más pequeña la llamaron Rosa María Juana. Por su tamaño, la beba que nació con mayor peso se convirtió en Gordi, ella al crecer lo transformaría en Goldie.

Chiquita solía plantarse para exigir que el moño o algún detalle de la vestimenta fuera diferente y así distinguirse de su hermana. En cambio, Goldie aceptaba el vestuario sin problemas. El cambio de ciudad no implicó alterar la rutina de estudios artísticos y las hermanas comenzaron a estudiar en el Conservatorio de Arte Escénico. En el primer encuentro les dijo que Martínez era un apellido común y había que modificarlo.

«Mire, señor, el primer dramaturgo rioplatense se llama Florencio Sánchez», respondió doña Rosa pero el representante insistió. Como Cerebello tenía una secretaria que se llamaba Silvia y otra Mirtha, revolearon una moneda y dejaron que el azar decidiera. Rosa María Juana o Chiquita se transformó en Mirtha y María Aurelia Paula, Goldie, en Silvia. Ese día las hermanas Martínez se convirtieron en Mirtha y Silvia Legrand.

El primer peldaño del camino que las llevaría a la fama y el éxito fue una pequeña escena en la película Hay que educar a Niní, junto a Niní Marshall. Las hermanas son las heroínas ideales para representar las historias que reinaban en el año 40, la de chicas buenas y cándidas que sufren pero siempre logran un final feliz. El público las amaba, los directores las requerían, pero esas gemelas idénticas no soñaban ni querían lo mismo. En el año 1944, Silvia conoció a Eduardo Lopina, un subteniente del Ejército Argentino y decidió abandonar su carrera artística.

A partir de su matrimonio cambió fama por anonimato, trocó el bullicio de los sets por la paz de su casa y abandonó a Silvia Legrand para volver a ser Goldie. Tuvo dos hijas, diez nietos y diez bisnietos. En 1962 por pedido de su hermana filmó Bajo un mismo rostro y en 1972 actuó en la película Juan Manuel de Rosas. Dicen que Silvia era la más talentosa pero que Mirtha era la más decidida, quizás por eso aunque eran iguales fueron tan distintas.

Mirtha que logró que todos los presidentes argentinos y la mayoría de las estrellas de la farándula nacional participaran de sus famosos almuerzos, solo logró dos veces que su hermana aceptara ser su invitada. «No iría a la mesa de Mirtha. Una cosa es una fotografía cuando vas al cumpleaños de Mirtha y otra cosa es estar sentada en una mesa tres horas», aclaró una de las escasas veces que dio una nota al aire. « No, no le tengo miedo a Mirtha.

Ella conoce tanto de mi vida como yo de la suya». Es que las hermanas mantenían un gran vínculo y aunque no se visitaban con frecuencia hablaban todos los días. «Es parte de mi vida, ella es mi hermana, mi madre, mi todo», afirmaba Mirtha. « Tal vez ese es el secreto de la larga vida. »

Goldie solía hacerle sugerencias para su programa, «siempre con cariño y respeto». Cuando Mirtha cumplió 50 años en la televisión, Goldie dejó por un rato su anonimato y le escribió una emotiva carta que terminaba con el poema favorito de ambas. «Mi vida fue de día y en enero, al aire libre, bajo un sol redondo, encendido en la sombra de un macondo, feliz santafesino y chacarero. ¿Qué más puedo pedirle a la alegría, si la vida era una vuelta a la manzana y nadie... estaba muerto todavía?».

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