Una mujer sufrió extraños síntomas por años, descubrieron que tenía un gusano vivo en el cerebro

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En un suceso que ha dejado al mundo científico perplejo, se ha informado sobre un caso sin precedentes en el que se encontró un gusano vivo de 8 cm en el cerebro de una mujer en Australia.

El descubrimiento de esta "estructura en forma de cuerda" ocurrió durante una cirugía en Canberra el año pasado, cuando los médicos extrajeron el lóbulo frontal lesionado de la paciente. La neurocirujana a cargo de la operación, la doctora Hari Priya Bandi, compartió que la sorpresa fue abrumadora: "Definitivamente no era lo que esperábamos. Todo el mundo quedó en shock."

La paciente, de 64 años, experimentaba una serie inusual de síntomas, como dolor de estómago, tos y sudores nocturnos, que con el tiempo evolucionaron hacia problemas de memoria y depresión. Después de una exploración, se encontró una "lesión atípica en el lóbulo frontal derecho del cerebro", pero la verdadera causa de sus problemas de salud solo fue descubierta durante una biopsia realizada en junio de 2022.

Se ha informado que este parásito rojo pudo haber residido en el cerebro de la mujer durante un período de hasta dos meses. Afortunadamente, la paciente, que vivía cerca de un lago en el estado de Nueva Gales del Sur, se encuentra en proceso de recuperación.

Este asombroso caso ha sido registrado como el primer ejemplo documentado de invasión y desarrollo de larvas en el cerebro humano. Los investigadores compartieron sus hallazgos en la revista "Emerging Infectious Diseases" (Enfermedades Infecciosas Emergentes), subrayando el creciente riesgo de transmisión de enfermedades e infecciones de animales a humanos.

El gusano identificado como Ophidascaris robertsi, una especie de nematodo o gusano redondo, es común en las pitones de alfombra, serpientes no venenosas que habitan en varias partes de Australia. Los científicos suponen que la mujer pudo haber adquirido el parásito al entrar en contacto con una maleza nativa, verdes de Warrigal, cerca del lago.

La doctora Sanjaya Senanayake, especialista en enfermedades infecciosas, describió el momento del descubrimiento: "Todos en ese quirófano sufrieron el shock de su vida cuando [la cirujana] tomó unas pinzas para detectar una anormalidad y la anormalidad resultó ser un gusano vivo, de color rojo claro, de 8 cm, que se retorcía."

Este caso resalta la importancia de la vigilancia de enfermedades infecciosas y la necesidad de abordar la creciente interacción entre los hábitats de los animales y los seres humanos. La coexistencia cada vez más cercana entre ambas poblaciones subraya la importancia de la vigilancia epidemiológica para prevenir futuras crisis sanitarias.

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